Desde el departamento de mi infancia tenía vista directa al cementerio. Al cruzar la calle podía entrar a toda hora antes del cierre, por la única puerta de acceso, como si fuese mi patio o yo una especie de vecina inmortal en el mundo de los muertos. Junto a mi amiga nos paseábamos ingenuas, con la seguridad de quien nada teme porque nada sabe. Nos divertíamos leyendo epitafios y nombres raros de otra época, como Serafín, Bonifacia, Tiburcia y pasábamos la tarde decorando tumbas sin flores, las cuales tomábamos de otras que tenían en abundancia. No puede ser que incluso muertos haya quienes tienen mucho y otros nada. Mi mamá y la suya nos metían susto con que un día un fantasma nos vendría a cobrar las flores robadas. Creo que no les hicimos mucho caso porque nunca le tuvimos miedo al cementerio.
Muchos años después, como periodista, tuve que escribir un reportaje sobre un cementerio local, al sur de Chile, mi país. De tanto visitarlo para tomar notas e impresiones, entrevistar gente y hurgar en los archivos de los diarios, me volvió ese amor medio obsesivo. Ese reportaje está publicado en esta página y su coautora es una querida colega, Úrsula, una talentosa de las letras que se fue muy pronto.
A algunas personas les parece raro o morboso interesarse en esto. Yo no le veo nada de extraño saber a qué periodo histórico pertenece un mausoleo, qué persona yace ahí y cuál fue su aporte, qué nos dicen los símbolos presentes en una tumba...
Soy Marcia Castellano Rosales y quiero invitarte a aprender sobre cementerios desde una perspectiva amplia, su fascinante arte, anécdotas, tradiciones, historias reales y otras menos verosímiles que son parte del folclore. También hay un espacio para literatura recomendada, documentales, películas, noticias al respecto y todo lo que se me vaya ocurriendo en la marcha.
Me encantaría que este también sea un punto de partida para ti.
Inspírate y sal a tomar fotos al cementerio de tu ciudad, siempre con mucho respeto porque es un lugar de recogimiento para muchas familias. Estaré encantada de recibir tus fotos (te daré los créditos) y feliz de publicarlas para así ampliar nuestra base de imágenes.
¡Qué ganas de saber cómo es el cementerio en ese lugar remoto donde nunca iré!
